Ésta es la primera práctica en la que tomamos contacto directo con la fuerza vital y su flujo a través del sistema de meridianos. No es posible profundizar en el trabajo energético si no se tiene una experiencia clara y consciente de cómo se siente la energía.
La Órbita Microcósmica es un sendero circular que recorre la espina dorsal y la parte frontal del cuerpo, conectando con todo el sistema de meridianos de energía. Se le considera la “Calle Mayor” del flujo energético, de modo que es esencial mantener esta avenida abierta y en movimiento.
Cada vez que completamos conscientemente un circuito de la Órbita Microcósmica, nuestro nivel personal de vitalidad aumenta.
Todas las prácticas energéticas daoístas acaban en la Órbita Microcósmica y es a través de esta práctica que iniciamos una amistad con la fuerza vital para toda la vida. La práctica diaria genera un sentimiento de poder personal y la capacidad de realizar nuestro propósito con eficacia.